Entre la parte clara y la oscura, media una línea difusa, que en muchos casos es difícil de conocer. Y más cuando quien la analiza esta afectado por el principio de incertidumbre que planea sobre todo lo humano, científico, filosófico, emocional, ético, y todos los calificativos, que somos; debido a nuestra formación, nuestra cultura e incluso nuestra necesidad de supervivencia.
Puedo tener las siguientes dudas metafísicas o no.
* Quién es el hacedor que establece la línea divisoria.
* Se corresponde con la división entre el bien o el mal.
* En qué connotaciones culturales se enmarca.
* Se puede ser Juez y Parte, y bajo qué peculiaridades.
Como ejemplo claro, en nuestro entorno social y técnico, puedo formar parte de algo que deban realizar otros, sin decirlo. Y posteriormente opinar sobre ello. O como en el lenguaje jurídico estaré ya contaminado y debo abstenerme. O debería haber puesto de antemano cual es mi participación de origen, que objetivos pretendo y que ofrezco.
Profesionalmente me han ocurrido algunos casos, algunos lejanos en el tiempo y otros no tanto. Es ético preparar un pliego de condiciones dirigido, de modo que resulten favorecedores claros unos y no otros. Puedo conocer un tema muy a fondo, mejor que los que van a formar parte de dos competencias enfrentadas, y por necesidades vitales (económicas, de poder, entre otras mas o menos acuciantes). Y ofrecer mis servicios a las dos partes para decantar la falsa balanza al son que me interese, incluso siendo éticas las dos posturas.
Cuantas disfunciones para el ahora lluvioso día, por cierto acaba de salir el sol.
Día previo a la festividad de Todos Los Santos.
Que por cierto no se felicitan entre ellos, o por lo menos desde aquí no lo sabemos.